Santiago Apóstol en Santiago de Cuba: Rey, Santo y Mambí

Las llamadas ciudades Santiago tienen su origen en la religión católica basadas en leyendas y mitos.
El emperador Carlomagno, a través de un sueño, vislumbró el camino de las estrellas, que conducía al lugar de enterramiento de Santiago apóstol; mediante un sendero que comenzaba entre el mar de Frisia, extendiéndose entre Alemania e Italia, este periplo contemplaba diferentes países hasta llegar a Galicia donde reposaban los restos o cuerpo del mártir Santiago, discípulo de Jesús.
Cuenta la leyenda que un ermitaño de nombre Pelayo observaba luces y dio aviso al obispo de Irías Flavia, mandando a este a rastrear la zona; en la cual se identifica un monumento funerario como la tumba de Santiago, despertando diferentes hipótesis: cómo llegaron los restos del Apóstol a Galicia, el cual había sido martirizado en Jerusalén, lo que despierta otras teorías, en este caso la evangelización de España por parte del Apóstol, precisando que deberían ir los peregrinos a combatir las ideas paganas y liberar el camino de su tierra hasta la basílica de Aquisgrán en la cual reposan sus restos.
Dando continuidad a su visión Carlomagno es el guía de la peregrinación y continuador de los pueblos que irían a expiar sus pecados y perdón, este muere el 28 de enero del año 840.
Existe otra teoría que el Emperador oró en la cruz de Ibarreta mirando hacia Galicia.
En el mundo hay más de un centenar de ciudades llamadas Santiago, entre las cuales tienen su primacía España. Portugal, África, Filipinas y otras en América como en México, Santiago de Chile, Venezuela, por citar algunos ejemplos.
Cuba no es la excepción, y precisamente celebra el 510 aniversario de la fundación de Santiago de Cuba y el 345 de la institucionalización, el 25 de julio de 1860, como el día del Apóstol Santiago, devenido en fiesta patronal a través de dos siglos y medio de este jubileo sui generis caracterizado por el complejo étnico que lo conforma.
En sus inicios tuvo un carácter religioso, en el cual los santiagueros amaban a Santiago Apóstol en estampilla, pero con el decursar del tiempo la procesión; la cual se hacía alrededor de la Plaza de armas, fue perdiendo su esencia, pues existía una clase que no se sentía representada y poco a poco fue convirtiéndose en una fiesta popular, no perdiendo su raíz religiosa. En esta participaban todos los grupos sociales, siendo los principales la clase pudiente o dominante. Al sentirse una parte de la población excluida de esta actividad, comienzan a perder interés por esta.
Sin embargo, la raíz religiosa se ha mantenido en el foco cultural de la conga San Pedrito, precedida por el sacerdote de la comunidad, que bendice la conga antes de ella partir con el pueblo al ritmo de sus tambores.
Con el deceso del rey Fernando séptimo en 1633, el gobernador de la ciudad, Francisco Illas, solicita la escultura del rey. Está llegó por el puerto de Santiago en 1828.
Esta escultura hacía un recorrido en procesión desde la Plaza de armas hasta el Ayuntamiento.
Cuenta la leyenda que los santiagueros cambiaron la corona del rey por el sombrero con el ala frontal y la escarapela a la usanza mambisa, así como la espada recta por una ondulada, símbolo de rebeldía. Este hecho fue realizado por un negro liberto, lo que representa la defensa para los humildes.
Como esta escultura fue ganando adeptos, las autoridades españolas entendían que la habían convertido en un santo rebelde, siendo hecha prisionera y llevada a la cárcel del Vivac .No es hasta 1898 que Don Emilio Bacardí la recupera y la guarda celosamente en el museo, siendo esta unas de las primaras piezas que llegaron a esta institución que lleva su nombre.
Para los santiagueros es un orgullo poseer esta escultura que ha pasado a la posteridad como Rey, Santo y Mambí.
Texto:María del Carmen Knaggs Maymir/ Esp. Patrimonio