La necrópolis Cristóbal Colón, un cementerio icónico en América Latina

Redacción Exce…
01 April 2019 11:38am
La necrópolis Cristóbal Colón, un cementerio icónico en América Latina

Es la mayor necrópolis de América Latina. Ubicada en La Habana, su construcción data de 1871 y resguarda los restos de algunas de las personalidades más emblemáticas de Cuba.

No es el primer cementerio de la Mayor de las Antillas, ni siquiera de La Habana, pero sí el más grande de ellos y el de mayor importancia. Fue resultado de un concurso público, al que se presentaron unos siete proyectos, de los cuales fue ganador uno que llevaba como lema Pallida mors aequo pulsat pede tabernas pauperum regnum que turres, frase que traducida al español sería “La pálida muerte entra por igual en las cabañas que en los palacios de los reyes”.

Su construcción fue una de las prioridades en la segunda mitad del siglo XIX y de una ciudad que comenzaba a expandirse y a crecer social, económica y políticamente. Para entonces, la urbe había dejado de ser una villa de intramuros y el antiguo cementerio de Espada –el primero en Cuba- y las parroquias no eran suficientes para enterrar a los fallecidos.

Fue un español quién creó y diseñó el hermoso camposanto habanero. Calixto de Loira, graduado de la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando de Madrid, resultó ser el artista creador. Fue el mismo hombre que proyectó el primer panteón construido en el cementerio que fue la Galería de Tobías, un homenaje a este hombre que vivió el siglo VII a.c. y que se dedicó a hacer obras de caridad.

El proyecto incluyó muro perimetral, viabilidad y arbolado, portadas (norte y sur), edificios y capilla central. La primera piedra de su construcción fue colocada el 30 de octubre de 1871 y las obras se concluyeron exactamente 15 años después, un dos de julio de 1886. Ciertamente, el cementerio es reconocido en América y el mundo por su extensión, pero también por su valiosísima obra patrimonial, la riqueza de sus esculturas, monumentos y formas arquitectónicas.

Lo primero que llama la atención es la entrada principal que está por la calle de Zapata y 12, la entrada Norte. Es un bellísimo pórtico de mármol de Carrara, de 34 m. de largo y 21 m. de alto, con claras alegorías a las virtudes teologales: la caridad, la fe y la esperanza. Y en marzo de 1899, le fueron colocadas dos altos relieves del escultor cubano José Vilalta Saavedra que representan la Resurrección de San Lázaro y la crucifixión de Jesucristo.

Pero en la segunda década del siglo XX, el cementerio comenzó a cambiar. En 1922, se decidió extenderlo hacia el este, con un espacio dedicado a la inhumaciones temporales y depósito de restos. Para 1924, este servicio se abría al público. Y en la década de 1940, fue eliminado un muro que solía dividir la zona de epidemiados y no católicos del resto del cementerio, imagen con la cual llega hasta hoy. 

Con sus 57 Ha. es el mayor conjunto urbano funerario de los 21 que existen en Cuba. Tiene una extensión de 810 m. de este a oeste por 620.20 m. de norte a sur. Resguarda más de 52 mil propiedades, de ellas, 8 mil tienen un alto valor patrimonial. Está formado por cuatro grandes áreas, llamadas cuarteles, delimitados a su vez por dos avenidas centrales que a mitad de su recorrido se interceptan como una cruz central.

Hay diversas tipologías arquitectónicas funerarias como bóvedas, osarios, panteones, capilla, mausoleos y memoriales. Hay obras de reconocidos artistas cubanos como José Vilalta Saavedra, Florencio Gelabert, Juan José Sicre o Rita Longa. Aquí hay enterrados figuras del arte, la política, la economía y las ciencias y hay monumentos con historias muy curiosas.

Fue declarado monumento nacional el 18 de febrero de 1987 y lo fue atendiendo al carácter excepcional de sus valores como la arquitectura, la escultura, las artes decorativas y la notable presencia de elementos del imaginario popular que contribuyeron a la definición identitaria de la nacionalidad cubana. 

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