Santa María del Rosario: La Catedral de los Campos de Cuba
Menos de media hora dura el trayecto en auto desde el Vedado hasta el pueblo de Santa María del Rosario, distante unos 20 Kilómetros, en la periferia rural de La Habana. Su origen se remonta a la primera mitad del siglo XVIII y es una de las pocas ciudades condales (fundadas por condes) en Cuba.
La villa fue edificada en 1732 por orden del Rey de España Felipe V y a solicitud del Conde de Casa Bayona. Justo en el lado norte de la plaza mayor de la urbe, resalta la maciza construcción de cantera y teja con una torre campanario: es la Iglesia de Santa María del Rosario, construida entre 1760 y 1766, y descrita como el inmueble más distintivo de la ciudad debido a su historia y a los valores patrimoniales que atesora.
Al pasar el umbral del templo católico, uno parece haber viajado al pasado, pues todos los objetos litúrgicos y mobiliario de su interior se han mantenido casi intactos, desde hace más de dos siglos y medio.
Su altar mayor, de estilo churrigueresco, está tallado en madera de cedro, cubierto de pan de oro de 22 quilates con unas proporciones impresionantes: 10 m de ancho por 15 de alto. El púlpito y otros once altares, también sobresalen por sus columnas salomónicas y las tallas exquisitas de hojas de acanto entretejidas, guirnaldas barrocas y otros elementos decorativos de complicada y exquisita manufactura.
En las pechinas del crucero se pueden ver cuatro pinturas de santos atribuidas al pintor Nicolás de la Escalera, uno de los más destacados artistas cubanos del siglo XVIII.
El 12 de febrero de 1812, el templo fue bautizado por el Obispo Don Juan José Díaz de Espada, como la Catedral de los Campos de Cuba, joya patrimonial de la también llamada "Ciudad Diminuta" de Santa María del Rosario; y distinguida como Monumento Nacional en 1946.