Cuevas de Bellamar, el más antiguo centro turístico de Cuba

alina
18 February 2016 1:17am
Cuevas de Bellamar, el más antiguo centro turístico de Cuba

Una visita a las Cuevas de Bellamar, devenido el centro turístico más antiguo de Cuba es un deslumbrante viaje a las entrañas de la Isla, donde podrá apreciar extraordinarios caprichos de la naturaleza, restos marinos estimados en más de 25 mil años y fascinantes grutas de formaciones cálcicas.

A unos 110 kilómetros de La Habana, en la provincia de Matanzas, esa red de galerías de más de 20 kilómetros de extensión, fue descubierta por azar en febrero de 1861. 

Cuenta la historia que un esclavo abría un hueco en el sueño y la barrera utilizada para intentar remover una roca de cal “se la tragó la tierra”. Más que asombro el hecho provocó espanto. Pero, Don Manuel Santos Parga, el dueño de la finca donde estaba la cantera, pidió al mayoral explicaciones y al no recibir respuesta fue él a comprobar qué realmente ocurrió.

Se presentó en el lugar con el esclavo y el mayoral y ordenó perforar justo en el sitio donde desapareció la herramienta, cuando apenas se abrió una vara de diámetro (unos 84 centímetros) salió del agujero una gran corriente de aire repugnante de olor humoso y caliente, la cual no atemorizó a Parga, todo lo contrario ordenó bajar al lugar  para convencerse de que aquello era la entrada de una cueva  envuelta en tinieblas que subían del suelo.

Claro de lo que el descubrimiento significaba preparó la cueva para que fuera disfrutada y visitada, inicialmente llamada Cuevas de Parga en homenaje a su descubridor.

Muchas piedras fueron sacadas del lugar y se construyeron escaleras de mampostería que aún están en uso; instalaron pasamanos; y tan pronto fue una realidad, instaló luz eléctrica. Él o uno de los guías bajo su empleo llevaban a los turistas por los pasadizos de la cueva mientras explicaban lo que estaban viendo.

Dos años después del acontecimiento, el matancero José V. Betancourt, narró lo sucedido.  Se dice que para entonces más de dos mil personas visitaron el lugar, cifra muy elevada para la época y que explica el gran éxito que tuvo desde su apertura tanto turístico como científico, porque no fueron pocos los hombres de ciencia que hurgaron en el curioso lugar y que hace hoy exista una aproximación a sus orígenes.

Algunos investigadores plantean que la cueva era parte de la bahía de Matanzas, pero que a consecuencias de movimientos en las capas terrestres, esta zona emergió, formando las terrazas marinas que se notan en los terrenos en la ciudad de Matanzas y sus alrededores.

Las galerías y pasadizos comenzaron a formarse 300 mil años atrás y algunos estudios indican que la planicie sobre la que reposan las cuevas originalmente estaba bajo el mar, formó parte de la bahía de Matanzas.

Los movimientos tectónicos formaron  las terrazas marinas y con el paso del tiempo las cavernas se fueron secando; desaguándose incluso algunas cavidades que están a gran profundidad bajo el nivel del mar y comenzaron a tener lugar filtraciones entre las rocas, sobre el techo de las cuevas, de agua con carbonato de cal disuelto que fueron dejando residuos al gotear y, de ese modo formar las estalactitas desde el techo y las estalagmitas en el suelo.

Fuentes sobre el tema detallan que las estalactitas son cilíndricas, y al aumentar su tamaño se hacen cónicas mientras que las estalagmitas son cónicas o aplanadas, como derretidas. Ambas crecen hasta unirse y formar columnas.  

En algunos casos varias estalactitas relativamente cercas se van uniendo, dando lugar a las formaciones llamadas matos. Otras corren próximas a la pared formando cascadas. En las Cuevas de Bellamar están presentes todas esas formaciones de ahí la maravilla.

En ciertas cavidades de las cuevas las formaciones sedimentarias son cubiertas por una capa cristalina, indicando que después de haberse secado, estas cámaras volvieron a inundarse totalmente, o al menos parcialmente, según expertos.

Esas hermosas formaciones cristalinas transparente y brillosas, poco común en el mundo de las cavernas sobresalen en los túneles subterráneos como las llamadas Galería de los Dos Lagos, el pasadizo de Hatuey, el Salón de las Damas; el Lago de las Dalias, el famoso Baño de la Americana, El Huerto de las Zanahorias, La Capilla de los Doce Apóstoles, Doña Mamerta y el Manto de Colón, este último de 12 metros de altura y es el conocido salón principal de las cuevas.

También sobresale el Salón de las Esponjas, una galería ubicada a 25 metros bajo el Salón Gótico (a la entrada de la caverna y es una cámara de forma cuadricular y mide unos 80 metros de largo por unos 25 metros de ancho). Pero la cavidad se extiende hacia el este y el oeste logrando una longitud que sobrepasa los tres kilómetros de largo de varias galerías que corren paralelas y a varios niveles.

El aire allí es respirable, al menos donde se le permitía llegar al visitante. La temperatura es relativamente estable, sobre los 26oC (80oF) en cualquier época del año.

Para los amantes de la Espeleología, las Cuevas de Bellamar constituyen  un laboratorio de  estudio de la cristalografía subterránea, particularmente las derivadas del carbonato de calcio, por encontrarse en sus galerías una amplia representación de formas cristalinas de singular belleza.

La antigüedad de sus galerías y niveles permitió que sirvieran de refugio a la fauna cuaternaria de la región, hecho confirmado por el hallazgo en las excavaciones de restos de animales prehistóricos, además de ubicarse en el área la mayor cavidad de origen freático de Cuba.

El nombre actual, Cuevas de Bellamar, en plural, aunque los especialistas indican que se trata de una sola cueva con varios salones, le viene dado por su cercanía a la playa homónima en el oeste matancero.

 El recorrido abierto al visitante abarca unos 500 metros acompañados de un guía, por una zona segura, donde el aire es perfectamente respirable, con energía eléctrica, escaleras para bajar y barandas en los lugares peligrosos. El mismo dura unos 45 minutos y no se necesita ninguna condición física especial para realizar el recorrido.

En  2011 se abrió al público una nueva galería, el recorrido de las esponjas, la cual se encuentra más en su estado natural, por lo que te entregan para la visita cascos con linternas, su acceso es un poco más difícil y se realiza en grupo de 10 personas guiados por un especialista.

Cuevas de Bellamar, una excelente opción en su viaje de visita a Cuba, a apenas una hora en auto desde la capital de la Isla.

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