El Papa futbolero

alina
30 August 2015 11:54pm
El Papa futbolero

Tenía que ser argentino. Pocos representantes de la iglesia católica proclaman tanto, y con tanto orgullo, que les gusta el fútbol.El San Lorenzo de Almagro es el club de sus amores, del cual es socio y paga sus cuotas como un mortal más.

Quizás influenciado por su padre, exjugador de baloncesto, el pequeño Jorge Mario Bergoglio comenzó a apasionarse por el deporte, pero probablemente pensó que en el baloncesto la pelota estaba demasiado tiempo en el aire y él prefería, como ha demostrado a través de su vida, tener los pies bien plantados sobre la tierra.

Él mismo no puede hacer filigranas con un balón, pero su vocación no le ha impedido jugar el partido de la vida en el bando de los más necesitados, sin temor al riesgo de ser tachado de populista.

Pero no solamente es el deporte por el deporte, Francisco ha aprovechado cada momento para recalcar el papel social de la actividad atlética en general. El trabajo en equipo, la lealtad, la perseverancia, la amistad y la solidaridad han sido valores que el Sumo Pontífice ha contrapuesto al afán desmedido por el dinero, la corrupción y la violencia en los estadios.

Siempre que recibe en Roma a personas vinculadas al fútbol, y de esas han sido bastantes las que han pisado la Santa Sede desde que fue seleccionado, aprovecha para hacer hincapié en el lado humano del deporte, porque en su opinión, se dejan de lado muchas disciplinas y casi todos los medios de prensa se concentran en el más universal.

Al tanto del fútbol por un guardia del vaticano, pues según confesó no ve televisión desde hace 25 años, ha apoyado diversas iniciativas para trasmitir experiencias positivas a los jóvenes a través del fútbol, como fue la asociación de Scholas Ocurrentes con la Confederación Suramericana, malograda luego por el escándalo de corrupción en el seno de la FIFA, o el Partido Interreligioso por la Paz, donde jugadores de diferentes religiones confraternizan dejando de lado los matices de sus respectivos credos.

Su impronta derivó también en la creación del Club Deportivo Papa Francisco, un equipo semiprofesional de la provincia de Buenos Aires, cuyo principal objetivo es evitar la violencia y los insultos, más que un título sobre la cancha.

La forma tan particular en que Francisco lleva su investidura, combinando probablemente las dos “religiones” que más adeptos tienen por todo el mundo, le hacen a menudo realizar analogías entre el fútbol y la fe.

“El deporte es una escuela de paz. El secreto de la victoria, sobre el campo, y también en la vida, está en saber respetar al compañero de equipo, así como también al adversario”, dijo poco antes del Mundial de Brasil-2014.

En Cuba, país de gran vocación deportiva, seguramente también lo escucharemos hablar de estos temas.

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